martes, 10 de agosto de 2010

Rayos de sol

A mi ciela Caro, 
que me enseñó que siempre tenemos un arcoiris para recorrer.
 

1 comentario:

  1. ¡LA VIDA ES BELLA Y EN COLORES!

    No admite grises, en absoluto ... Eso me hizo recordar tu arco iris de amor, tan bello y sugestivo como tal.

    Digo "de amor" porque no es un arco iris más, si bien hermoso como todos, no quiere quedarse como otros de fondo de pantalla, grabado en el horizonte y sin la más mínima posibilidad de porder alcanzarlo.

    Éste más bien viene hacia nosotros, se tiende como un puente entre ese sol que nos llama con sus rayos de mano extendida, grintando en el silencio gestual "¡hey aquí estoy!" para recordarnos que aunque su rostro esté escondido, él siempre está como fondo, como sostén, como base de todo bien y toda luz.

    Y si ese arco irir nos conduce a ese "padre sol" donde el cielo se hace amigo, donde la tierra es un hermoso paisaje y el mar un espejo repleto de azules maravillosos ... ¿que otro origen puede tener que el amor mismo?

    Ese arco iris de amor que nos sugiere además que de toda tormenta, de todo pesar o malestar temporal puede venir la maravilla, el milagro, el asombro. Que la vida siempre es eso, sorpresa, creación, renovación contínua y lo que hoy nos parece limitante o esclavizante, puede resultar ser sólo un dique, una etapa de crecimiento o maduración para el mayor despliegue, para la más plena manifestación de nuestra esencia.

    A mi entender el único misterio de Dios y de la creación es que todo lo que existe es sólo la vida buscándose a sí misma en la belleza, eligiendo e intentando por todos los medios experesarse como tal, como "es" en su origen, con la mayor fidelidad posible.

    La vida siempre es bella y en colores, aunque no siempre se lo permitimos, y nos resistimos temporalmente (con nuestros grises melancólicos y cobardes), ése es su destino inexorable, eternamente.

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